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Planeta naranja

Foto del escritor: Arnaldo CasasArnaldo Casas

En una época y planeta no muy lejano, se presentó una cumbre del planeta cerca del ciclo de rotación 92, donde los líderes de diferentes poblaciones se reunieron para discutir el futuro de sus bosques. Se esforzaron por llegar a un acuerdo, pero al final, solo pudieron adoptar una "Declaración autorizada, sin fuerza jurídica obligatoria, de principios para un consenso mundial respecto de la Ordenación, la Conservación y el Desarrollo Sostenible de los Bosques de todo tipo". Esta declaración carecía de la fuerza necesaria para hacer una diferencia real.


Casi treinta y un años después, el mundo se enfrentaba a un triste hecho: los bosques seguía desapareciendo, a veces a un ritmo incluso mayor que antes. Algunos países del primer continente se jactaban de haber revertido esta tendencia, alegando que tenían más "bosques" que antes. Pero, lamentablemente, ocultaban dos verdades fundamentales.


En primer lugar, gran parte de lo que llamaban "área boscosa" en realidad consistía en plantaciones de monocultivos de árboles, muy lejos de ser bosques naturales. Y en segundo lugar, su "conservación" de los bosques se lograba a expensas de los bosques de otros países, especialmente en el Sur.


Los bosques en la parte central del nuevo continente en cambio, se estaban convirtiendo en tierras de cultivo para producir alimentos para la ganadería del primer continente, mientras que en el oriente del segundo continente, la madera de los bosques se utilizaba para abastecer a la industria de la celulosa y el papel. Este modelo amenazaba fuertemente al nuevo continente.


En su búsqueda de mantener un nivel de vida insostenible, el Primer continente estaba talando vastas extensiones del nuevo continente. Ya sea para obtener cereales baratos, madera barata para la industria de la celulosa y el papel, o ganado barato para las hamburguesas que se consumían en el norte, los bosques sufrían las consecuencias.


Además, otras industrias y actividades, como la minería, la explotación de hidrocarburos, la construcción de oleoductos y gasoductos, la cría industrial de camarón en los manglares y la construcción de grandes represas hidroeléctricas, contribuían al declive de los bosques nativos y la pérdida de biodiversidad y diversidad cultural del sur en el nuevo continente.


No se podía ignorar la responsabilidad de los gobiernos y élites del Sur, que habían contribuido a la deforestación mediante políticas gubernamentales que concentraban la tierra en pocas manos y provocaban la migración de campesinos pobres a los bosques.


Para evitar el engaño y luchar por la conservación de los bosques, era necesario informar a la opinión pública sobre las verdaderas causas y responsables de la drástica reducción de los bosques. Solo entonces podrían buscar alternativas que llevaran a su conservación y uso sostenible. El futuro de los bosques y la biodiversidad dependía de la acción de aquellos dispuestos a protegerlos y luchar por un equilibrio entre el desarrollo y la preservación.


Lastimosamente, nadie hizo nada y el planeta se fue secando hasta convertirse en un punto naranja de un extraño sistema solar, situado en el extremo de una rara galaxia.


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